Hablemos de Guilty Pleasures
“Guilty Pleasure” un término que desde muy pequeño he usado en conversaciones relacionadas a temas de música, cine o televisión. En algunas ocasiones bien utilizado, en otras usado como una manera de escape o de esconder algún tipo de gusto por temor a lo que otros dirán.
Hoy he tomado la decisión de disminuir el uso de este término en mi día a día.
La definición de “Guilty Pleasure” da a entender que nos sentimos culpables que nos guste algo en específico o que llegamos a experimentar esa culpabilidad cuando disfrutamos algo que “no deberíamos” simplemente porque nos acondicionan que ciertas cosas son mejores o peores que otras, pero al final no existe ninguna regla que defina qué es o qué no es un guilty pleasure.
Para mí el uso de este término comenzó desde la adolescencia y específicamente por el bullying que recibí por años en uno de los colegios en los que estudié. Ese matoneo y las burlas que me acompañaron por años fue motivado en principal parte por la música que escuchaba. Crecí escuchando Spice Girls y algunas boy bands, en especial escuchaba seguido Backstreet Boys, eso podía generar algunas burlas, pero otros gustos, como por ejemplo decir que me gustaba Fey o Kabah era castigado el triple, era como tener una maldición persiguiéndome y con el paso de los años comencé a convertirme en una persona muy selectiva en cuanto a la información sobre gustos musicales que compartía con otros, se sentía como una táctica de supervivencia para poder encajar en grupos sociales: decir que te agrada Wannabe está bien, pero nunca digas que amas Azúcar Amargo en público, esas eran las ideas que rondaban mi cabeza por un largo tiempo para intentar encajar.
Al crecer ese término se fortaleció y aumentó su uso en una etapa cuando lo que esperaba era que en realidad disminuyera, de nuevo porque la sociedad empieza a tirarte ciertas “normas” de lo que parece que es correcto y en mi caso mi etapa entre los 18 y 25 años no fue nada diferente a mi etapa de colegio. Ser fan de Britney no me afectaba, porque aunque algunas burlas se generaban, su música parecía ser del agrado de un público más amplio, pero hablar de RBD, o canciones de Belinda, acordarte de una canción de Supernova, traer de nuevo a Fey en una conversación entre amigos, era el botón que activaba de nuevo ciertas inseguridades, de no ser tomado en serio y de los comentarios venenosos de la mayoría. Parecía un pecado decir abiertamente que te agradaba y te tomabas en serio la música de ciertos artistas.
Los Guilty Pleasures de repente se había convertido en un pecado, en algo que podía ser castigado. Ese miedo que sentí a los 18 años cuando salí del clóset con mi familia, era el mío cada vez que en un grupo social preguntaban sobre la música que me gustaba o de los elementos en mi colección de música. Mi manera de combatir este miedo fue abriendo el blog, poco a poco comencé a sentirme a gusto hablando de temas, artistas o canciones en los que siempre sentía que debía detenerme o quedarme callado. Con el paso de los años comprendí que eso que siempre escondí cómo algo culposo realmente eran amores musicales muy fuertes. Amo la música de Fey porque me hace feliz, amo la música de Kabah porque me conecto con sus letras, me gusta RBD porque me gusta cantar sus canciones a grito herido. No son placeres culposos porque no siento ningún tipo de culpa, no siento pena y no debo sentirme avergonzado de escuchar la música que escucho.
Al final esto pasa con los gustos que todos tengamos, tal vez algunos sientan que el vallenato o las rancheras son su pasión, pero sienten miedo de decirlo en una conversación grupal. Otros que sienten pena de decir que aman una canción de Britney porque les resta a su imagen ruda frente a los demás.
Siento que somos muy duros con nosotros mismos y nos castigamos, nos dejamos llevar por miedos estúpidos solo por experiencias del pasado. Hoy a mis 33 he hablado de mi pasión por Fey, por Britney y por el pop en general en todos mis grupos sociales y redes, canto La Calle de las Sirenas en mi oficina y ya muchos se unen a cantarla conmigo o incluso a analizar la letra de la canción, además siempre hay canciones de Britney en la playlist de trabajo.
Hoy comienzo a disminuir el uso del “Guilty Pleasure”, ya decir que me gustan canciones de Gian Marco no aplicaría en esta categoría, tampoco decir que canto temas de JNS, RBD, Magneto, Thalia, Escarcha, Las Ketchup, etc, porque al final disfruto cada segundo de esas canciones que me gustan de ellos.
¿Cuál sería un Guilty Pleasure para mí? Cantar Zumbalo de Los Melódicos.
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