Recordando: Ashlee Simpson y su Bittersweet World



Es común escuchar en el mundo pop que un álbum está adelantado a su tiempo, algunos de los ejemplos más conocidos o que entran en esta categoría pueden ser Blackout de Britney y Bionic de Christina Aguilera, trabajos que influenciaron el sonido del pop en los años posteriores a sus lanzamientos. Pero hay otros álbumes que a pesar de no ser tan conocidos o de no lograr un impacto comercial decente, pasaron desapercibidos y merecían un mayor reconocimiento, el álbum para recordar hoy es Bittersweet World de Ashlee Simpson.

Ya sé lo que muchos pueden estar pensando al llegar a este párrafo: ¿QUÉ? ¿ASHLEE SIMPSON? ¿EN SERIO? Hablo en serio, y esta es una conversación que he tenido con un buen amigo discutiendo de las canciones que hacen parte de este trabajo, es un álbum que merece un mayor reconocimiento y que como ha pasado con muchos otros, las terribles estrategias de promoción enterraron el esfuerzo creativo de un buen disco. Bittersweet World representó un cambio y una nueva dirección musical para Simpson, además le permitió jugar con sonidos interesantes y alejados al rock-pop que la caracterizó en sus dos primeros trabajos discográficos.

Una fuerte influencia urbana y sonidos enfocados en estilos de los 80, le dan una mezcla variada a un álbum que a pesar de ser una separación del rock-pop de sus discos previos, siguió mostrando su lado rebelde e irreverente en temas como Rule Breaker, No Time For Tears o el tema que da nombre al álbum Bittersweet World.

En un mundo donde una canción como Blurred Lines logró ser #1 en más de 25 países y estar en la cima de Billboard por 12 semanas, canciones de este álbum como Little Miss Obsessive, Boys, Hot Stuff o incluso Outta My Head (Ay Ya Ya) merecían al menos entrar al Top 20 (solo Little Miss Obsessive logró entrar al Billboard Hot 100 en el #96). El álbum comercialmente falló, sin un single que lo lograra vender, debutó en el #4, fallando en llegar al lugar de honor como lo logró con Autobiography y I Am Me.



Ashlee Simpson no tiene una gran voz, pero es lo suficientemente placentera para llevar un álbum con melodías agradables y llenarte de buena energía. Bittersweet World no es un álbum para pensar, no tiene el componente adolescente de Autobiography o el elemento dramático/profundo de I Am Me, este simplemente es un álbum divertido, de experimentar sonidos, de la salir de la zona de confort y eso lo hace mucho más agradable para el oyente, incluso para aquellos que no tienen familiaridad con la música de Simpson.

Valen la pena escuchar varias canciones, que van entre diferentes estilos y hay para todos los gustos. Mis favoritas personales (ya mencionadas anteriormente) Hot Stuff, Little Miss Obsessive, Rule Breaker y sobresale también What I’ve Become.


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