Backstreet Boys - DNA World Tour Bogotá



Estamos viviendo una era donde la nostalgia parece convertirse en nuestro motor, en una exitosa estrategia de mercadeo, como una forma para los artistas mantenerse relevantes y para nosotros sentirnos de nuevo como los adolescentes que viven la vida al máximo y sin problemas, excepto que ahora todos somos mayores, estamos endeudados y de seguro con una larga lista de problemas y traumas. Pero es justo la nostalgia lo que nos devuelve el brillo, nos hace sentir jóvenes otra vez y nos hace sonreír, o al menos eso me sucedió al vivir la experiencia de ver a los Backstreet Boys en vivo en Bogotá, por primera vez en mi vida, a mis 33 años de edad.

Mis primeros recuerdos sobre BSB son vagos, pero recuerdo que el video de Get Down (You’re the One for Me) rotaba seguido en canales de música en una etapa en la que yo comenzaba a descubrir la música pop, esa misma etapa en la que me conecté con Fey y las Spice Girls.

Siempre fueron los sonidos pop femeninos los que marcaron un mayor impacto en mi vida, pero hay algo con Backstreet Boys que es algo difícil de explicar, y es que aunque sientas que no eres fan, por alguna extraña razón te sabes todas las canciones. Yo considero que fue durante la era Millennium que mi emoción por su música tuvo su pico, antes de eso solo eran canciones que escuchaba esporádicamente, en especial porque durante ese tiempo me encantaban esas melodías pop fuertes con grandes coreografías, además mi canción favorita del grupo la descubrí durante ese periodo, It’s Gotta Be You es de esas canciones que desde en primer segundo me transporta a mi cuarto, cuando bailaba a escondidas y me creía una estrella pop. Después de Millenium esa conexión la comencé a perder, en especial porque Black & Blue en mi adolescencia no me agradó tanto porque su sonido pasó a una etapa de madurez que se representaba en melodías más enfocadas al R&B y con la llegada de tantos artistas y grupos pop que surgieron durante ese cierre de los 90s y el comienzo del 00, que mi atención se desvió a otros sonidos más ligeros. Pero la música de BSB igual estaba ahí, tal vez no tenía todos los CDs, tal vez no los escuchaba tanto en radio o simplemente veía sus videos cuando rotaban en MTV, pero siempre estaban ahí. En la era del mp3 siempre estaba presente la carpeta de Backstreet Boys. En la era del streaming es inevitable tenerlos en nuestras playlists pop. La música siempre de BSB siempre ha estado ahí, es como una banda sonora que acompaña nuestros momentos y nos damos cuenta, como cuando borrachos un fin de semana y suena Everybody y cantas a grito herido con tus amigos, o cuando te cantas a la perfección I Want It That Way después de tantos años o cuando descubres ahora que eres un adulto que te identificas 100% con canciones como Show Me Meaning of Being Lonely o Shape Of My Heart. La música de Backstreet Boys siempre estuvo presente en mi vida y ahora cobra más fuerza, la disfruto más, no solo por la nostalgia, es porque con el paso de los años sus letras y melodías logran una conexión mucho más fuerte y personal.

Ahora hablemos del concierto en Bogotá. Fue regresar a mi cuarto y sentirme como una estrella pop. Fue todo lo que esperaba, un show lleno de energía y 5 hombres que marcaron a toda una generación con melodías pop que han sido parte de nuestro soundtrack. El DNA World Tour está construido de manera muy inteligente. Es una gira de nostalgia cuyo setlist se desarrolla principalmente en las canciones de los álbumes Backstreet Boys, Backstreet’s Back, Millennium y Black & Blue, una que otra canción de los álbumes posteriores y claramente la promoción se centra también en el álbum DNA. Algo muy interesenta es como jugaron con las canciones de este último álbum para realizar versiones más cortas, sin bajar el mood o la energía para aquellos que no las conocían. En mi caso morí con Howie en la interpretación de Chateau que considero que es una de las canciones más fuertes de DNA. También otro punto a favor es que a diferencia de otros shows pop donde el apoyo principal de centra en bailarines y proyecciones para los intermedios, en esta gira ellos cinco son los protagonistas, no hay bailarines de apoyo, ellos logran encantar al público con su voz, pero también con las coreografías que nosotros conocemos desde niños. Además las transiciones entre secciones fueron muy naturales, siempre había un integrante en el escenario animando y hablando con el público. Además el carisma y la forma como se expresaron con sus fans se sintió muy familiar, en especial hicieron mucho énfasis en como todos habíamos crecido juntos y es ahí donde la nostalgia golpeó duro, porque es real, ellos comenzaron su carrera desde muy jóvenes y nosotros hemos escuchado su música desde nuestra niñez.




El Movistar Arena fue como una gran familia feliz, una mezcla de diferentes generaciones, pero en especial, es la primera vez que veo en un concierto a tantas personas con camisetas y atuendos en honor a la banda (en mi caso yo mismo diseñé mi camiseta para el evento). Levantamos la voz en la mayoría de canciones, que incluyó una interpretación de Nunca Te Haré Llorar (I’ll Never Break Your Heart), bailamos, saltamos y gritamos (en especial la noche del 1 de marzo Kevin se robó los aplausos y gritos de la multitud).

Fue una noche mágica, salí sonriendo, mi niño interior salió feliz porque se transportó de nuevo a ese viejo cuarto donde escuchaba las melodías pop que solía guardar en mis viejos cassettes y el Charlie de 33 años salió cansado de gritar, pero con las satisfacción de vivir una experiencia única, llena de recuerdos y de darse cuenta que la música de Backstreet Boys siempre estuvo en su vida y lo seguirá estando por muchos años más.

1 comentario:

  1. Que hermosa reseña, definitivamente fué un concierto de la nostalgia, de las emociones, yo me descubrí a misma llorando como cuando tenía quince años y luego me reí de ello, el concierto fue espectacular, ver tantas personas ya mayores vestidas de la época, todo el mundo con su camisa, su bandana, su gorra y sobre todo las ilusiones de ver a los artistas después de esperarlos por casi 20 años no tiene precio.

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