Jessica Simpson: revisitando A Public Affair
La carrera musical de Jessica Simpson nos puede transportar a esa bonita época dosmilera llena de princesas pop, reality shows, películas malas actuadas por cantantes y artistas musicales que crearon sus imperios de moda. Y sí, Simpson hizo todo lo mencionado,
Jessica Simpson durante su época pop nos regaló varios BOPS. Irresistible fue una buena jugada que suena bien hoy igual que en ese tiempo, I Wanna Love You Forever le ayudó a brillar en su debut y sus versiones de los clásicos Take My Breath Away y Angels buscaron posicionarla como una vocalista. Aún así, con varias canciones conocidas, hay algo que no logró dentro de la industria musical: lograr reconocimiento por un álbum completo.
Cuando hablo de reconocimiento no hablo de ventas, porque Jessica Simpson logró que dos de sus álbumes generaran millonarias ventas. Su debut Sweet Kisses vendió más de 4 millones a nivel mundial y con In This Skin logró un éxito comercial aún mayor con más de 5 millones de copias vendidas (números que incluso a varios artistas pop de hoy le cuesta llegar). Pero ninguno de sus álbumes logró un impacto dentro de la cultura pop, en especial cuando hablamos de divas y princesas de la época. Tal vez el principal problema y el que la siguió durante toda su carrera musical fue que Simpson nunca logró encontrar su propio sonido.
Sweet Kisses resultó siendo el típico debut cargado de canciones melosas y dulces que intentaban apuntar a diferentes estilos, desde baladas románticas (Where You Are a dúo con Nick Lachey), canciones enfocadas al teen-pop de ese periodo (I Think I’m in Love with You, Final Heartbreak), algo de R&B (Woman in Me con la colaboración de Destiny’s Child) y durante todo el álbum las letras se enfocan en el amor adolescente, las promesas románticas, el corazón roto, la inocencia e incluso no olvida su lado religioso para hablar de fe. Al final resultó siendo un álbum que suena a todos los debuts de la época, pero que mostraba que su mayor fortaleza eran las baladas que le permitieran hacer brillar más su voz. Al lanzar su segundo trabajo su identidad se pierde aún más al verse obligada a lucir como una Britney Spears o una Christina Aguilera. Irresistible fue un álbum que mezcló R&B y pop con elementos dance en la mayoría de los temas (Hot Like Fire, A Little Bit), no dejó atrás el teen-pop (What’s It Gonna Be) y grandes baladas (When You Told You Loved Me), obvio sin dejar atrás el lado de la fe (His Eyes Is On The Sparrow). El álbum falló en darle una voz y es en este punto donde las comparaciones con otras princesas pop la hizo perderse en un ambiente dominado por artistas que podían ofrecer algo diferente en un escenario, como grandes y elaboradas coreografías.
Un cambio positivo sucede con su álbum In This Skin, tal vez su trabajo más personal. Ella es consciente que quiere ser vista como vocalista y no como una performer. Sabe que su punto fuerte son las baladas y canciones que le permitan explorar su capacidad vocal, que hablen de historias con las que se pueda sentir identificada, como el amor. In This Skin es tan personal, que es la banda sonora de su relación con Nick Lachey y es justo ahí donde el álbum en muchas partes comienza a sentirse incómodo para el oyente o incluso hay canciones que aunque tienen buena intención no llegan a ninguna parte. Hay canciones que exploran perder la virginidad y la vida sexual (Sweetest Sin, Forbidden Fruit), la construcción del hogar y el amor que se profesaban todos los días (My Way Home, Everyday See You) y el sentirse tan cómodo con tu pareja que te sientes libre (With You). Aunque muchas de estas historias de amor están bien escritas y expresaban lo que sentía, el sonido del álbum en momentos fue repetitivo en las baladas y cuando se intentó probar con sonidos diferentes las canciones nunca lograron estallar convirtiéndose simplemente en rellenos planos y fáciles de olvidar, siendo solo With You y los covers de Angels y Take My Breath Away los que lograron un impacto en el público general.
Ahora llegamos al querido A Public Affair, el álbum en el que me quería detener. Justo quería escribir de este álbum porque este debió ser su álbum más personal (porque fue el álbum que surgió después de su separación con Nick Lachey y ella estaba en el punto más alto de su carrera), pero no lo fue. También porque es un álbum donde la identidad de Jessica Simpson como artista pop de desvanece por completo y cada canción es una copia de otra artista, pero a pesar de esas afirmaciones que hago y que suenan negativas, A Public Affair es el álbum que es más fácil de disfrutar en toda su discografía. Tiene encanto, tiene baile, es divertido. No es un clásico, no es un álbum que cambió la cultura pop, tampoco es un álbum de culto como lo es Bionic o Blackout, pero es un álbum pop para disfrutar en casa, para subirle el volumen mientras te bañas, haces aseo, cocinas o te tomas unas cervezas con un amigo que también le guste el pop.
A Public Affair es Jessica Simpson experimentando diferentes personalidades, es pop, es sexy, es country, es una femme fatale, pero también puede ser una mujer que muestra vulnerabilidad al abrir su corazón. Simpson toma a Madonna como referencia en la canción que da título al álbum con un sonido del pop ochentero con un estilo disco y que de inmediato nos transporta a Holiday, pero no es la única canción que nos lleva a Madonna, ya que en The Lover In Me hace un intento por tener lograr el mismo impacto sonoro de Like a Prayer mientras habla del amor.
Por otro lado nos encontramos con un update de You Spin Me Round (Like a Record) de Dead or Alive en el que construye nuevos versos y logra convertirse en toda una diva de la pista de baile (no le perdono el hecho que no lanzara esta canción como sencillo, fue una oportunidad perdida). B.O.Y. suena a algo que muy bien pudo ser un b-side en el tercer álbum de Britney con un estilo pop-rock sexy, mientras If You Were Mine sobresale con su sonido disco que nos lleva a un viaje ochentero para bailar en las calles al estilo de Janet Jackson en When I Think Of You.
Igual que pasa con You Spin Me Round, Simpson recurre a sampleos, covers y reversiones. Swing With Me toma Sing, Sing, Sing de Benny Goodman, mientras Push Your Tush toma los elementos de Who’d She Coco? de Ohio Players. También está el cover de Let Him Fly de Patty Griffin, que es justo la canción que le da el toque más personal a este álbum.
Finalmente nos encontramos con una canción que me encantó durante esa época, pero que lastimosamente por su producción y estilo ya no suena tan bien hoy: Fired Up. El demo de esta canción se había filtrado mucho tiempo atrás del lanzamiento del álbum y recuerdo que en gran parte todos sentían que podía ser un regreso interesante al explorar sonidos más urbanos. Curiosamente la canción fue producida por Scott Storch, que durante esa época hizo copy/paste de su propio estilo, de ahí que Fired Up suene similar en su construcción a Turn It Up del álbum de Paris Hilton o varias canciones en las que trabajó durante el 2006 o 2007.
En un giro extraño, Jessica Simpson decide que el segundo single sería I Belong to Me (en realidad la decisión fue por votación en su página web), una canción que no estaba incluida en el álbum originalmente, lo que obliga a su sello a distribuir nuevas versiones físicas semanas después del lanzamiento oficial. Esta balada buscó conectar de manera más personal con el público general, como una manera de desnudar su alma con respecto a su separación, pero la canción no logró levantar las ventas del álbum, ni logró el impacto de su primer sencillo.
Para concluir, porque siento que acabo de escribir un libro sobre Jessica Simpson, ella como artista pop no logró encontrar su propia personalidad, incluso su último álbum de estudio Come On Over que fue enfocado a un estilo country, no logró resaltar algo diferente en ella. Simpson tiene momentos de grandeza, su voz está hecha para grandes baladas, pero nunca encontró la historia, el productor o la canción para explotar.
Es curioso que A Public Affair que muchos los esperaban como un confesionario después de su divorcio, se convirtiera en una actuación, donde cada canción juega a diversas situaciones, personalidades, hay diferentes matices, colores, emociones. Nada trascendental, pero tampoco es aburrido. Es música para consumir en el momento, no aburre, pero no cambia vidas. No es original, pero no es plano como álbumes anteriores y permite al oyente hacer diferentes actividades mientras escucha melodías agradables de fondo. No es un álbum de culto, pero es una gran compañía para el que decida escucharlo. Son sonidos que escuchamos antes en muchas divas pop, pero en este trabajo simplemente es Jessica Simpson jugando a ser una estrella pop, divirtiéndose, pasándola bien.
Vamos a dar play:
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